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Nuevas figuras

Historias de tinta, grafito y acuarela


"Ilustración Editorial", Espacio Circular: Entrevista al artista Diego Mazante.


Por Yesica Gallegos - junio 18, 2017

Flyer colgado en redes sociales
Desde la inauguración de la Feria del Libro en el predio del Complejo Cultural de nuestra ciudad, se encuentra en exposición la muestra del artista Diego Mazante,"Ilustración Editorial". Una exposición de dibujos y pinturas selectos, pertenecientes a los libros "Bitácora de Errantes Atonales", escrito por Francisco Zuvic y Diego Mazante, y "Las lagrimas del cisne" de la escritora Blanca A. Magallanes. Para conocer más acerca del trabajo del artista Diego Mazante, he concretado algunas preguntas con respecto a sus obras.

Yesica Gallegos: Bueno, buenas tardes. En el marco de la apertura de una nueva sala de exposición en el Complejo Cultural, Espacio Circular, hemos tenido el agrado de conocer tus obras. ¿Podrías contarme un poco acerca de vos y tu trayectoria como artista?

Diego Mazante: Bueno. Yo me mantenía dibujando, no con mucha frecuencia, pero había ilustrado algunas tapas de CDs de algunos conocidos que tocan en bandas. Me avisaban para hacer afiches promocionando recitales o hacer algún logo de algún grupo musical de Gallegos. Yo estaba en el secundario en esa época, entre los 16 y 18 años, pero no me dedicaba mucho al dibujo. Varios años después, seguí trabajando con esta modalidad, trabajos o encargos que me hacían algunos amigos, pero no tenía una consistencia, era muy puntual, sólo para determinadas situaciones.
En el 2012, hablando con otro amigo que tenía interés en la Pintura, empecé a meterme un poco en el tema. Comencé con acuarelas, todo esto ocurrió en el año 2012. Fue ahí cuando surgió un interés en pintar.

YG: ¿Has expuesto obras fuera del plano de la ilustración gráfica?

DM: Los trabajos que hacía eran para mí. Iba experimentando y descubriendo. Así, descubrí, por ejemplo, que a mí me gustaba dibujar pero cuando había que darle color, eso era algo que llevaba mucho tiempo, por eso lo evitaba. En el 2012, eso fue lo que puntualmente llamó mi atención, la parte del color y lo que éste le aporta visualmente a una obra.

YG: Entonces, ¿serías clásico en cuanto a tu arte?

DM: Tengo una inclinación, quizá por una formación técnica y demás, de buscar las dos cosas. Este amigo que comentaba anteriormente, con el que comencé a interesarme en la Pintura, era más allegado a Kandinsky, más hacía lo abstracto, y si bien eso me llamaba la atención, visualmente no lo comprendía del todo. Entonces yo fui más hacía lo figurativo, como tenía una base de escuela técnica, capaz tenía conceptos más claros de perspectivas y esas cosas. En ese tiempo, viajaba a La Plata casi todos los años, lo cual me permitía visitar los museos y exposiciones, lo mismo en Buenos Aires. Llamaban mi atención y, en cierto punto, daban ganas de querer reproducir algo así, fueron motivantes esos museos. Y en el 2012, me anime, compre acuarela que era lo más económico, ya había visto en Internet algunas cosas que me gustaban sobre el resultado que tenía la acuarela, y empecé a trabajar con ello: acuarela y tinta. Justo, en esta muestra, hay una de las primeras pinturas que yo hice en el año 2012, "Primavera del alma", esa fue la tercera o cuarta que hice.

"Primavera del alma"

YG: ¿La obra del faro, "Brisa", es de ese mismo período también?

DM: No, esa es del año 2014, es más reciente, pero es la misma técnica. Yo había trabajado con acuarela y era relativamente rápido para hacerlo, son trabajos que van mucho con la mancha y los colores se mezclan sólo con el agua, salpicando, es un trabajo con cierta desprolijidad. Pero me daba la sensación, por el color casi pastel y transparente de la acuarela, de que esa desprolijidad contrastaba con el resultado que es bastante sutil o delicado, también más por la temática que se trató.

YG: Es decir, quedaba bien para la poética del libro.

DM: A mí me parecía que esto iba mejor que el óleo u otras cosas para las poesías. De hecho, las pinturas del libro de Blanca A. Magallanes, yo las hice exclusivamente para el libro, pero en particular “Nostalgia”, ya la tenía y me pareció que estaba acorde a la línea de la estética que había pensado para sus ilustraciones.

"Nostalgia"

YG: Bien. Ahora, ¿te definís como artista?

DM: No sé (risas).

YG: (Risas) Viste que a veces buscan que uno se auto-defina.

DM: Yo soy técnico de profesión. Es más, estudié dos carreras técnicas y también ejerzo de eso. La parte de artista, llamó mi atención porque me es divertido. Por ejemplo, previo a pintar y dibujar, relativamente nuevo para mí, vengo tocando en grupos de música, más o menos desde los 16 o 17 años. Recién desde hace un par de años que no estoy tocando, pero es como que tenía una inclinación en esas otras Artes, un gusto, algo que te llama a crear y a divertirte, a hacer algo, es como salir de la rutina. No sé cómo decirlo.   

YG: Es como que lo tomas como un pasatiempo.

DM: Me lo tomó en serio igual, porque estos trabajos se materializaron porque hay una responsabilidad y también una forma personal de querer descubrir cosas y aprender. Es difícil la pregunta. Ser un artista como los que yo admiro, no estoy ni cerca. Ahora si es por decirlo, podría decir que sí. Creo que tengo un porcentaje mío que tiene una gran inclinación por lo que es la parte artística; a veces lo tomo como más importante que el trabajo incluso. Es más, del libro “La liga de la imaginación” yo no cobré un peso, es más perdí plata. O sea, lo hago porque es una cuestión de mostrar un poco el trabajo o porque me gusta hacerlo.

YG: En el libro "Bitácora de errantes atonales", ¿participaste escribiendo?

DM: Sí, en "Bitácora de errantes atonales" yo escribo dos capítulos. Después estuve en todo lo que fue el armado del libro en el que trabajamos los dos. Mi función fue de ilustrar y Francisco Zuvic era el escritor; todo lo que él escribía, lo corregía yo y anotaba sugerencias. O también, muchas historias las armaba yo, pero él las escribía. Fue un ejercicio interesante porque yo nunca había escrito antes y al tener la posibilidad de escribir algo en un libro, aproveche la oportunidad. Y el libro, divaga tanto, que es como que cualquier temática se puede tratar; si bien es una historia, independientemente son muchos relatos. De ellos, yo escribí dos historias, una tiene que ver con la Música Contemporánea y toma como personaje principal a Mussorgsky, un compositor ruso; este tipo viene a la Patagonia, a la zona de la Laguna Azul a crear una obra musical magnánima, donde la música la hace el viento. Él tiene que planchar las montañas, le da forma a todo el paisaje, de manera tal que con elementos como el agua, el viento, la lluvia y demás, por distintos mecanismos, arma una obra que es dodecafónica, más bien una música serial. Entonces él es su obra mayor y la hace en la Patagonia.
Esa es una de las historias, la otra se encuentra en el libro y tiene que ver con una cuarta dimensión, agregándole dos ejes de tiempo, conviven en un mismo espacio, dos ejes de tiempo distintos. Ahí nombró a un tiempo que es “vegetal”  y un tiempo que es “animal”, donde los humanos se han metido en el mundo de las plantas.

YG: Es como muy loco todo (risas).

DM: Es como una cuarta dimensión vista desde alguien que no conoce del todo la cuarta dimensión. Básicamente es ficción, entonces hago una cosa media surrealista de una posibilidad imposible, pero que puede existir, por qué no.

YG: Justamente hablando de ello, veo que sos surrealista en lo escrito tanto como en lo visual.

DM: Me gustan muchas cosas de los surrealistas porque, por un lado, algunos trabajos de los que hice tienen mucha dedicación, horas de pintar y demás para llegar a mezclar colores, para hacer algo que sea realista, que no es nada de lo que estoy exponiendo actualmente. Pero, por otra parte, también deja muy libre el tema de la imaginación, entonces podes hacer animales que no existen. Por ejemplo, de los clásicos hay artistas que me gustan mucho, ahora en este momento estoy leyendo muchas cosas sobre Jerónimo El Bosco. Complemento esta lectura con el Diccionario de Cirlot, tratando de entender los símbolos; había leído un libro que me gusto bastante que se llama “El maestro del Prado”, que es alguien que explica de una manera diferente todas las obras que hay en ese museo, fue cuando leí la parte de El Bosco en ese fragmento, que me encantó. El libro toca todo lo que es el surrealismo, la mística, los mensajes ocultos en las pinturas. En mi caso, yo soy más directo y hago una pintura, tal vez, más positiva en ese sentido, no va hacía algo oscuro, sino más bien es como pintar situaciones. Yo pinto una situación, un animal o algo que no existe, o bien, por ejemplo, un rinoceronte que camina sobre las nubes; es una situación fuera de lo común, las demás cosas son figurativas.

YG: Por otro lado, en el libro "Las lagrimas del cisne", ¿cómo logras pasar de la poesía de la palabra a la imagen?

DM: Yo a ese trabajo lo tomo como que fue un encargo. Es algo que hice para el libro.

YG: Sí, pero te sentaste a pensarlo.

DM: Sí. La mujer, Blanca A. Magallanes, me dio sus poesías y libertad igual, porque me dijo que las ilustrase y que eligiese las que yo quisiera. Se terminaron ilustrando más de cuatro, no sé si ocho, no lo recuerdo bien. Me gustó el libro, es valorable que sea una mujer ya de edad y este libro, una antología de poesías realizadas por ella, compiló varias cosas y además tiene una trayectoria importante, como docente y directora. También las charlas con ella eran muy amenas, pero asimismo dejaban un cierto aprendizaje, digamos la experiencia de alguien que vivió mucho y vio cosas, sucesos históricos que vivió en el lugar que estaba y también, ya entrando en confianza, nos contó historias del tipo paranormal, por así decirlo. Creo que el hecho de que alguien cuente algo tan personal es porque creo que puede confiar en la otra persona, entonces yo le mostraba mis ideas que ajustaba a lo que leía, o sea, yo sabía hasta donde llegar. Pienso que en el tiempo en que la conocí, hablamos y demás, empecé a entender para qué lado yo tenía que orientar las ilustraciones. Entonces creo que al momento en que empecé a mostrarle lo que tenía, le agradaba pero también, tal vez, esto se debió a que yo tuve algo de empatía o supe interpretar, de estas charlas sin hablar puntualmente del libro, lo que ella me transmitía. Pero yo ya sabía que estaba limitado a que a ella le agrade. Fue como un encargo, pero me gusto hacerlo.

YG: Teniendo en cuenta el boom de los best seller en la actualidad,  ¿cómo consideras que recibe la población local, la promoción y difusión de libros de autores locales a nivel provincial?

DM: Lo que noto es que hay mucha gente que escribe, hay mucha gente que tiene ideas. He conocido, gracias a los libros, a muchos escritores, he leído cosas que me gustan, podría nombrarlos pero para generalizar, hay unos que me gustan más y otros que me gustan menos, y no he leído tanto porque a veces uno prioriza una lectura más cercana a los clásicos. A veces dejas de lado una cosa que es local porque tenes ganas o porque ya tenes un libro, por ejemplo, yo quería leer unas cosas de Julio Verne hacía años y las leí, y al leer eso, dejas de lado material, pero es como que todo es a su tiempo. Hay veces que son las ganas las que te dicen que tenes que leer, sino también no disfrutas el libro, es preferible que llegado el momento uno lea ese libro pendiente.  
Así he descubierto varios escritores, inclusive, no solamente de la Provincia, sino también de afuera, dibujantes de cómic, todos independientes, trabajos que no los vas a encontrar en una librería. Aparecen en eventos puntuales y tienen muy buen nivel, como también hay más nivel o hay un nivel que no saben escribir de una manera ideal pero las historias son buenas; no puedo decir que hay un excelente nivel, hay muy buen nivel pero hay escritores con buenas ideas y un nivel, tal vez, de redacción regular, pero eso es cuestión de empirismo, de que lo vayan puliendo, tienen el potencial. Lo bueno es transmitir, por ejemplo, yo leí el libro “Viaje Inusual” de Jaime Coliboro, en donde me gustaron algunos relatos del libro, tiene sus cosas en la forma cómo está escrito, puntualmente hay historias que me eran muy divertidas. Fue un libro que leí muy rápido y fue divertido leerlo.
Ahora, eso sí, no gane un peso vendiendo nuestros libros (risas). Nunca recuperamos la plata de lo que salió imprimir y editarlos.

YG: Yo, por ejemplo, no soy consumidora de locales. Pero tengo mis autores predilectos y voy directamente a eso. Quizás está mal, pero uno se acostumbra a eso.

DM: No. Es una forma de descubrir.

YG: Es como decís vos, uno lee lo que le gusta y tampoco se puede obligar a leer algo.

DM: Por ejemplo, yo le he comprado a Chaile, autor de Calafate, un libro. Escribe muy bien, son cuentos cortos. Leí un par de cuentos y no lo termine de leer porque me enganche con lo del Bosco. Ahora estoy con eso y lo otro sería como leerlo a la fuerza, entonces prefiero que sea a su tiempo y después sé que lo voy a retomar el libro, porque está ahí.

YG: Las obras que pertenecen al libro "Bitácora de errantes atonales" tienen un tratamiento y temática muy distinta a la poética del libro de Blanca A. Magallanes. Para entenderlo, tendríamos que leerlo, pero ya que no he podido hacerlo aun, me podrías dar un pequeño análisis de, por ejemplo, la obra de “La última cena”.

DM: Esta, en realidad, es una obra que tiene dos sentidos. Todo lo que significa “La última cena”, pero al margen de eso, se encuentra en la mitad del libro porque son los personajes que van apareciendo en la historia, o algunos personajes que a nosotros nos gustan mucho. Entre ellos esta, Robert Johnson, un bluesman que hizo un pacto con el Diablo, en el libro hay una situación de los errantes atonales, de cómo el tipo llega a hacer ese pacto. Son historias reales o mitos de determinada persona que existió, por ejemplo, Frank Zappa, un músico que admiramos bastante con el escritor, Gene Simmons, que es un personaje que aparece en un concilio que hacemos en el Roger Park en Londres donde los personajes convocan a los errantes para que salven a ese Multiverso. Es como un mundo paralelo a este, que no es igual sino más bien similar, porque no existe el rock en ese lugar.

"La última cena"

YG: Sí, creo que lo leí en el prólogo eso. Es un lugar en el que perdió la música, ¿puede ser?

DM: No existe. No existe el rock (risas). Entonces es muy grave que no exista el rock y tienen que salvar eso.

YG: (Risas) Entonces, a través del libro ¿es cómo que los podemos conocer un poco a ustedes?

DM: Claro. Isaac Asimov es como el ejecutor, él es el jefe, por eso está ubicado en el lugar que está Jesús.  También esta Judas...

YG: Me llama la atención el prisma.

DM: Bueno, primero te resumo la obra anterior. Hay muchos personajes, hay una particularidad en el comienzo del libro, como es un libro de rock tomamos cosas de los discos, que figuren solamente las siluetas numeradas esta sacado del Sgt. Pepper’s de los Beatles, es una idea que sale en ese disco, es como una especie de cita o chiste en doble sentido a eso. Es un libro que es muy visual, tipo infantil, de cierta manera queriendo hacerlo interactivo, saltando páginas, queríamos hacerlo que sea divertido por ese lado y con las imágenes. Que tenga mucho absurdo, fotografías, photoshop, dibujos a lápiz, con tinta; todo eso lo hace muy variado, a medida que uno empieza a leer el libro, aparecen todos los personajes que vas a ver en esta representación de “La última cena”, ellos están en una librería infinita por eso la presencia de anaqueles y la guitarra que aparece también es de un disco de rock de Ritchie Rainbow, todo tiene que ver con el rock. Es cuestión de leer el libro y ahí cierra todo, no dejamos ningún detalle y, en vez del cáliz, acá tienen el mate perfecto, porque es toda una técnica de la que hablamos siempre con el escritor. No es fácil hacer el mate perfecto.

YG: He ojeado el libro y me interesó, pero tendría que sentarme a leerlo…

DM: Yo creo que es un libro que se lee rápido. Hemos tomado muchos conceptos, hemos visto muchas series de Carl Sagan como “Cosmos”, hemos investigado mucho para las partes que le damos un fundamento científico a toda la divagación que hacemos, entonces eso nos llevo mucho tiempo de investigar, leer, interpretar y demás. Básicamente simboliza eso, una última cena y lo que aparece escrito es lo que dijo Jesús en la última cena, pero cambiado, adaptándolo a la historia, como un chiste.
El prisma es una pirámide de base triangular, un tetraedro. En principio, Francisco cuando empezó con las historias, la figura era un cubo. A mí el cubo no me parecía muy misterioso (risas). Todas esas cosas las fuimos armando juntos. Este prisma que aparece en todo el libro, es como el logo del libro, es por ello que tiene que estar en todas partes; es casi imprescindible para viajar a través de todos los Multiversos, se usa para todo. La forma geométrica que tiene salía en una serie que yo había visto cuando era chico, se llamaba “Choky”,  era un extraterrestre que se comunicaba con un chico y él tenía una inteligencia superior a todos, era como que estaba poseído por esa especie de extraterrestre que  no tenía cuerpo. Las habilidades del chico se potenciaban, no me acuerdo muy bien qué edad tenía en ese tiempo, es casi imposible volver a ver la serie, no está traducida, pero como no llegue a comprenderla por la edad que tenía, en cierta forma me dejo una especie de misterio y cierta perturbación. Yo miraba esa serie porque me gustaba cómo dibujaba el personaje, hacía dibujos en colores sepia, que es lo que yo recuerdo, yo tendría cuatro o cinco años cuando daban esa serie acá en Argentina. Una serie inglesa, escrita por un tipo que creo estuvo en la Segunda Guerra; en ese tiempo pasaban muchas series de ese tipo acá.
Después no la volví a conseguir, el tema es que el triángulo es el logo que sale en el opening de la serie. Lo que me genera la forma a mí es mucho misterio, más que un cubo. A su vez viene de tetralogos, relacionado con el misterio, Dios, con lo inexplicable, por eso fue la figura que mejor iba. Cuando le conté a Francisco, él lo incorporo, como muchas otras ideas; eso fue lo divertido del libro, yo proponía una idea o hacía una ilustración y él hacía la historia en base a eso. Es un libro muy pensado pero muy improvisado igual, yo caía con cualquier cosa (risas). Era un ejercicio.

YG: ¿Esta seria tu primer muestra individual?

DM: Sí, individual sí. Yo participé en otras muestras colectivas, creo que todas en la Sala Van Gogh. Alguna muestra de esas que hacen en el Conservatorio pero como estudiante.

YG: ¿Podría considerarse como el inicio de muchas más?

DM: Me gustaría hacer otra muestra, ya con algo más mío, o sea, con algo que yo elija las obras. Yo estoy trabajando en esto que te comentaba, ojala le dé continuidad, del tema surrealista. Estoy pintando sobre madera o sobre MDF pero con enchapado en símil madera, entonces son fondos con vetas de las maderas y las figuras que pongo de cosas surrealistas, situaciones como te contaba. Hasta el momento creo que tengo unas siete o seis pero yo quería tener cerca de veinte, me gustaría verlo realizado pero yo sé que es un trabajo que me va a llevar un año o más. Por lo pronto, no tengo apuro, pero  la intención está, de hacer una muestra con cosas que yo realmente quiero mostrar y también de eso tengo escrito una historia de las obras surrealistas que estoy armando. Son muchas ideas y no sé qué voy a hacer, el otro ejercicio que estoy haciendo es una especie de serie donde hay una relación entre las pinturas por algún objeto, por ejemplo, hay esferas, nubes, elementos que se repiten en las obras, lo cual es lo que le da continuidad y la idea es que sea como el libro “Bitácora de errantes atonales”, que el que vaya a ver la serie, pueda ver una especie de relación o historia entre las distintas imágenes. Es un ejercicio bueno, por ejemplo, para alguien que estudia Letras o para los chicos, poder ir a la exposición y que puedan hacer sus propios cuentos viendo las imágenes. Yo soy de divagar con esas cosas, le busco la lógica a todo pero también, en contraste con eso, me imagino situaciones absurdas.

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