De esquina a esquina: donde la ciudad late. SAULA, "Fusiones" y arquitectura.
Comenzamos: SAULA: Posibilidad de una obra - Sala Futura.
Por Yesica Gallegos - septiembre 11, 2017
Esta semana, nuestra ciudad ha desatado el arte en distintos rincones, donde hemos podido ser participes de la creación de la obra de diferentes artistas, visualizando la delicadeza del Art Deco en edificios desconocidos e incluso siendo capaces de "ver" la música.
En primer lugar, "SAULA: Posibilidad de una obra" nos adentra en un mundo donde la obra, inconclusa, se genera desde la participación con otros. El espectador, co-presente, sirve de ayuda al artista; la configuración lingüística, obra, artista y espectador se quiebra cuando los limites, entre lo que produce el artista y lo que uno observa, tiene en su esencia parte de ese publico participativo. ¿Dónde se encuentra la división entre artista y espectador? SAULA abre la puerta al espectador-creador y al creador-expectante.
En los diferentes "puestos", como espacios de una feria, se desarrollaban distintas actividades que jugaban con la creatividad y disposición del público. La obra de Luciana Rodríguez nos acercaba a la idea de un libro de artista fugaz, donde cada página se convertirá en un trozo de vida. Cada individuo dejará una parte de ellos en respuesta a una pregunta, la cual es develada cuando uno toma su tiempo y cuerpo para pensarla.
En un rincón de la sala, en lo que parecía ser un espacio personal e intimo a diferencia de los demás, se llevó a cabo el trabajo de Lorena Hurtado. ¿Cómo está tu corazón?, nos para ante una pregunta tapada entre telas e hilos, donde el corazón impaciente se mueve de curiosidad. Concepto delicado, capaz de interpelar al espectador, quien escapa de la mera idea corporal y se posiciona como un ser emocional, manipulado por la mano del artista, capaz de abrir la caja de los secretos. Su obra, como sucede con Boltanski, nos enfrenta a la imagen de miles de corazones que resuenan como solo uno.
Por otra parte, la obra de Tania De Brito valoriza las palabras. El espectador es capaz de jugar con diarios, recortando frases y letras para formar nuevos mensajes. La palabra, de capacidad transmisora, nos incita a jugar y a dar nacimiento a la estética de una anti poesía o a la fugacidad imperfecta de un haikú delirante. La acción sin pensar genera resultados inesperados, cada frase es un tipo de persona expuesta en un muro.
La obra de Jimena Paredes utilizaba la pintura para acercar al público. A partir de pinturas en pequeños soportes de madera realizadas por cada participante, se forman piezas, como rompecabezas, de lo que será un gran mural. Los colores y las formas generan una imagen atractiva e interactiva, donde cada número es un color y donde cada pincelada es distinta una de otra. Obra compartida, obra de todos.
Por otra parte, el trabajo de Sol Lanane introduce a la fotografía en la escena. El "retrato sincero" en el que la artista nos invita a participar, crea de una manera entretenida otros rostros. La expresión, variante entre diferentes sucesos, es raíz de la obra; los recuerdos y palabras nos hacen reaccionar, el ser humano, ser raro por naturaleza, mueve sus emociones espontáneamente. Las fotografías conseguidas son un reflejo experimental de un estimulo y una respuesta.
La obra de Jorgelina Ibañez parece una escena burocrática. La "oficina" recepciona quejas y posibles soluciones, abriendo expedientes como si fuera un departamento de policía. Todo este papeleo es posible trasladarlo al plano de la imagen, interviniendo un maniquie o bocetando una idea. El concepto trabajado por la artista resulta cercano al espectador, vivimos momentos en que nos quejamos por todo lo que ocurre a nuestro alrededor, lo colaborativo de la obra resulta de las posibles soluciones; congeniamos con el otro que trata de ayudarnos y la red se amplia. Esperamos la llamada para asistir a nuestro turno, en el mejor de los casos con una solución a nuestro conflicto.
Por último, tenemos el trabajo de Mauricio García. Enmarcado en un proyecto que estudia cómo serán los seres humanos en el futuro, el artista a través de la fotografía y una computadora, transforma los rostros de los espectadores en híbridos, en figuras que no parecen humanos. Trasladarnos a un futuro que en este momento nos parece irreal, donde un pase interestelar nos permitirá tener acceso a los confines del universo, nos acerca al mundo de la ficción. Nos vemos extraños y una sensación, quizás hasta de miedo, nos atraviesa.
SAULA efectivamente crea la posibilidad de una obra. Es la falsa inauguración de una muestra que se encuentra en proceso. Los trabajos realizados generan expectativas en cuanto a lo que serán las obras de los artistas, obras que las envuelve un halo de incompletud. Una exposición tipo taller, interesante, que ejemplifica las posibilidades sobre las que pende el arte contemporáneo. Estaremos atentos a la inauguración de la real muestra que abarcará los trabajos de cada uno de los artistas y los espectadores participantes.
Y en otro espacio: "Fusiones" - Creiciu Verdun. La colección de un productor y Dj en el MAEM.
Durante la noche del sábado pudimos conocer el repertorio musical del Dj y productor Creiciu Verdun. Música en múltiples formatos, desde los vinilos hasta los CDs, incluidos los formatos de lectura para elementos digitales.
Grandes clásicos, canciones que marcaron décadas, de géneros marcados y estilos diferenciados. Mirando las vitrolas, el paso del tiempo entre un walkman y un celular, viendo los posters que generaciones atrás idolatraron otros muchos jóvenes, leyendo las inscripciones en unas viejas cajas de cassettes, de esa forma nos acercamos a otros, caminando entre canciones de todos los tiempos.
El arte contemporáneo, multifacetico, permite la entrada al concepto "hacer visible el oído". El asistir a este tipo de exposición, innovadora, me para ante la pregunta ¿quién es artista? ¿Qué es lo que hace a alguien "ser" un artista? El mezclador de sonidos, melodías y canciones, crea, ofreciendo a nuestros oídos nuevas percepciones, llevando a nuestro cuerpo a moverse al son de lo conocido y desconocido. Pero, por otra parte, la puesta en escena de objetos, pertenencias materiales, me impide calificarlo como artista; la concepción del artista creador, parece no aceptar la presentación de algo ya producido, ajeno a aquel que lo expone, huidizo de sus manos.
Nos hayamos parados ante algo nuevo, quizás nos encontramos gestando un tipo de NeoArte enmarcado en nuestra contemporaneidad, cambiante, inaceptable, cuestionable.
Cerrando: AdbA ART DECO - Fundacruz Casa de la Cultura.
Una semana ha transcurrido desde la inauguración de la muestra AdbA ART DECO en Casa Fundacruz. Una selección de fotografías que nos cuentan historias acerca de distintos edificios, con un marcado estilo Art Deco.
Rascacielos de formas geométricas, donde el cubismo y el futurismo aparecen como parte de la esencia de casa edificación. Relojes que marcan horas estáticas, pequeños detalles que comparte el Art Nouveau, espirales y escaleras que no son.
Edificaciones de calados tipo griegos y egipcios. El estilo del Art Deco tiene estos patrones ornamentales que lo diferencian de otros edificios. Las fotografías expuestas son claras muestras del estilo, algunas explicitas y otras confusas a través de la estética propia de una obra de arte. La pureza del blanco y las resaltantes luces de un teatro; una pintura en un sector, de grandes dimensiones y de colores revoltosos, como un atardecer patagónico, y los bosquejos de los esquemas de edificaciones olvidadas, movimientos de líneas y fuerza en la tinta.
La muestra que nos presenta Fundacruz, nos acerca a aquello que habitamos. Las cualidades de un edificio, de una construcción que fue borrada por el tiempo o, en su lugar, guarda las horas, los instantes de un pasado que no puede trasgredirse. Estamos atados al tiempo y no podemos escapar de él. Conocer aquello que nos rodea, nos abre los ojos.
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