León Ferrari en el MuMA de Puerto Madryn
Crónica de un encuentro
Por Yesica Gallegos - enero 09, 2018
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El camino trae sorpresas. El calor del verano vuelve pesados nuestros pasos, los rayos del sol pegándose en nuestros cuerpos no nos dan tiempo a pensar en nada más que en el sendero que tenemos ante nosotros, nos preguntamos a dónde fue el frío del sur o qué hacen los pingüinos fuera de su hábitat. Pero aún ante los interrogantes, continuamos.
Sea coincidencia o no (cabría preguntarnos, ¿existen las coincidencias?), durante mi estadía en Puerto Madryn, Chubut, me encontré con el artista León Ferrari. El Museo Municipal de Arte de dicha ciudad, inauguraba la muestra "Dios", la cual consistía en una serie de collages experimentales del artista, obras elegidas por la nieta del artista, Paloma Zamorano y el equipo de la Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo (FALFAA).
La obra, desde una perspectiva general, ahonda en la figura de Dios como concepto. Las imágenes nos develan un trabajo meticuloso pero simple, lo que atraviesa al espectador son los interrogantes que el icono parece revelar. Vemos lo que la Iglesia nos muestra en pinturas medievales, crucifijos, lo que la mitología griega y romana canta y cuenta. ¿Qué es Dios?
Cuando observamos las imágenes, notamos lo ecléctico del tema, Dios bordea los límites de la política, la desgracia, la adoración, la destrucción, el avance del hombre en la ciencia. Es incierto el mensaje del artista, parece un juego entre creer y no hacerlo, una disputa con la figura de los mil nombres. El debate también parece abrirse en torno a la iconografía, Dios como constructo social para aliviar el dolor, es así como Diego Golombek retoma a Lenon: "Dios es un concepto, por el cual podemos medir nuestro dolor". Allí en lo que nos rodea, ¿se esconde ese ser inalcanzable? Allí en la ruina, ¿son los ángeles y dioses los que aguardan en silencio?
Si retomamos el texto del artista, "Principio y fin de la Ecología" (1996), encontraremos razones de su obra, de sus experimentos con la imagen. La impresión que capto en su arte es la de una incertidumbre humana, huidiza, melimétrica, es de humanos dudar. La pregunta que parece rondar en cada una de sus obras es que si existe un Dios, ¿dónde está cuando el mundo se cae a pedazos?
Vivir y sobrevivir se conjugan en la Tierra, en el sitio que Ferrari considera condenado, lugar de espera y tortura, donde bombas explotan calcinando esperanzas, donde los poderosos alzan sus manos en símbolo de sanación y tormento, donde volamos hacia las estrellas para encontrarnos en ellas. Ecología donde la mano divina acaba con todo a su paso, la vida que compartimos, adeptos o no a una "alucinación colectiva", con miles. No, millones de otros.
Quedará el interrogante, así como el artista se pregunta en este constante proceso de inflexión, de ese modo nosotros también divagaremos buscando una posible respuesta. ¿Somos nuestros propios dioses? Si contruímos figuras a las cuales perseguir, adorar, que nos puedan salvar, nos atamos a un algo invisible, incuestionable. Quizá más allá del concepto de Dios, cabría preguntarnos qué es lo que somos nosotros, en dónde nos ubicamos en el vasto Universo, qué camino es el que tomaremos. Miraremos las estrellas hoy y veremos, tal vez, algo más que solo gas en la distancia.
Si están de vacaciones y una de sus paradas es Puerto Madryn, no olviden visitar el Museo Municipal de Arte para ver "Dios" de León Ferrari.
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